Las aguas del mar Báltico bañan las costas de nueve países de Europa del norte y Europa Central. Con playas de gran calidad que cuentan con la prestigiosa bandera azul, no sorprende a nadie que muchos complejos y balnearios hayan surgido alrededor de este sensacional entorno, pero siempre respetando el turismo sostenible. Aun así, muchos destinos del mar Báltico pasan desapercibidos para la mayoría de los turistas.

Por eso hemos decidido que deberías incluirlos en tu lista de futuros viajes. Elige uno de los que te proponemos (o ¿por qué no varios?) y prepara tu propia ruta por el Báltico. Aquí podrás bañarte en sus aguas frías y ricas en cultura, mientras contemplas los impresionantes paisajes de playas que te rodean.

Gotland y Öland, Suecia

No te pierdas los rauks (formaciones rocosas de la glaciación) en la isla de Fårö

Con 800 kilómetros de costa, la isla sueca de Gotland en el mar Báltico es un destino típico escandinavo para irse de vacaciones en verano. Sin embargo, el resto del año también vale la pena visitar esta acogedora isla. No importa en qué época visites la población medieval de Visby, también conocida como la “ciudad de las rosas y las ruinas”, tendrás que escoger entre visitar los muros de piedra y las calles empedradas o el jardín botánico, que está abierto todo el año.

Al ser relativamente plana, resulta ideal recorrer la isla de Gotland en bici, aunque puede haber bastante distancia entre un punto de interés y otro. Así que lo mejor es que vayas en autobús o en ferry para que no te pierdas de nada. Te recomendamos que vayas a Fårö para ver los rauks, unas formaciones rocosas de la costa que datan del periodo de la glaciación. Tampoco puedes perderte el pueblo vikingo Tofta, reconstruido y que imita a un pueblo del siglo IX.

En estas vacaciones escandinavas no olvides visitar la isla vecina de Öland, famosa por sus paisajes espectaculares. Puedes llegar a las dos islas con el ferry que sale de Oskarshamn. Pero además, la isla de Öland está conectada al continente a través del puente Kalmar. Tan solo a 20 minutos en coche te espera la brisa marina de Öland, que también mueve las aspas de los 350 molinos de viento que hay en la isla. Aquí podrás hacer kite-surf o hacer una ruta por Gettlinge, un cementerio vikingo Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Por último, no te sorprendas si ves camellos en el rancho de Äleklinta, por lo visto a estos animales también les encanta el maravilloso clima de la isla.

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Jūrmala, Letonia

Broncéate en la playa de Majori

Jūrmala es un lugar al que tienes que ir si estás cerca de Riga o si quieres un destino animado por el mar Báltico. Dentro de esta zona costera con 14 poblaciones, te recomendamos que te quedes en Majori, la más grande y la que tiene la playa más importante. Es aquí donde encontrarás el típico edificio de madera pintado en tono azul claro, que antiguamente albergaba unos baños. En verano, los bares y los antros están abiertos hasta el amanecer.

Tampoco puedes irte sin visitar la calle Jomas, un kilómetro de calle peatonal llena de restaurantes y tiendas que conecta Majori con Dzintari, la población vecina, y que es conocida por su sala de conciertos. Hay un tren que conecta a todas las poblaciones y que te lleva hasta el Parque Nacional Kemeri, conocido por sus aguas terapéuticas y los baños de barro, con el que se abastecen los balnearios y los complejos turísticos de la zona.

Durante la primavera y el otoño, si tienes buena vista, puedes encontrar un trozo de ámbar mientras paseas por la playa y regresar a tu casa con tu propio collar de ámbar del mar Báltico. ¿Se te ocurre un recuerdo mejor de tus vacaciones?

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Istmo de Curlandia, Lituania

Contempla el paisaje bonito de la duna Parnidis en el istmo de Curlandia

Aunque puede parecer un pedacito de una isla muy estrecha, el istmo de Curlandia siempre ha sido un lugar históricamente habitado y hoy en día sigue compartiendo frontera con el enclave ruso de la región de Kaliningrado. Hasta aquí llegan turistas de todo el mundo para contemplar la duna Parnidis, que mide 52 metros y está en constante movimiento. El recientemente renovado reloj de sol que hay cerca de la duna atrae a parejas y familias que vienen para observar cómo el sol se mueve sobre las olas del mar Báltico.

La mayoría de los turistas prefieren quedarse en Nida o en Palanga, pues hay una gran oferta de hoteles y mucha actividad en verano. Pero también puedes probar a ir a Klaipeda para pasar un día entre los paisajes bonitos de la playa. Es la ciudad más antigua de Lituania y eso se nota en su riqueza cultural la cual queda reflejada en el fachwerk, madera típica de las casas germanas, que abunda en el centro histórico. La ciudad también cuenta con uno de los mayores puertos de Lituania, de donde zarpan los enormes cruceros que navegan por el mar Báltico. Para conmemorar esos momentos, decidieron instalar un monumento con la escultura de un niño que despide a los viajeros mientras agita su sombrero.

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Islas de Åland, Finlandia

Un atardecer frente al mar Báltico en Åland

Compuesto por 6700 islas e islotes, no deberías tener muchos problemas para encontrar tu paisaje privado de playa favorito en el archipiélago finés de Åland. Tus vacaciones escandinavas van a empezar en cuanto te subas al ferry que puedes agarrar en Suecia, Finlandia o Estonia. El paisaje durante el trayecto es impresionante y te da la posibilidad de apreciar lo grande que es el archipiélago. Mariehamn, la capital y el punto de atraque de la isla principal, se caracteriza por su frondosa vegetación y por sus noches de verano interminables, ideal para unas vacaciones de relax.

Para moverte de una isla a otra puedes usar el autobús. Visita el castillo Kastelholms slott del siglo XIV o la población de Eckerö, desde donde podrás contemplar el mar Báltico sentado en las rocas de granito, mientras observas cómo los pigargos vuelan en el horizonte. Atrévete a tirarte al agua en la playa del pueblo pesquero de Käringsund o en sus alrededores, o si prefieres algo más calentito, prueba el sauna.

Un último detalle. En finlandés, a este archipiélago se lo conoce como las Islas de la Paz, pues es una zona desmilitarizada. Tiene su propio parlamento, su propia bandera (de color rojo, azul y amarillo, en vez de la bandera azul y blanca finlandesa) ¡y tienen de lengua oficial el sueco!

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Rügen, Alemania

Relájate en tu strandkorb en la isla de Rügen

¡Ay, la isla de Rügen! Con su embarcadero Sellintan romántico de principios del siglo XX y sus acantilados blancos… No es nada raro que en el verano se llene de alemanes que huyen de la rutina. Si quieres pasar el día en la playa, renta un strandkorb, un sillón tipo camastro con techo para protegerse del viento y del sol.

Para disfrutar de las mejores vistas de los acantilados, especialmente de “La silla del rey” en el Parque Nacional Jasmund, súbete al barco que navega por el mar Báltico y que zarpa de Binz. Durante dos horas y media que dura el trayecto vas a tener la oportunidad de contemplar un paisaje espectacular.

Una vez que regreses al puerto, paséate por las calles de Binz y disfruta de los típicos edificios de época que hay al lado del mar. También puedes subirte al tren Rügensche Bäderbahn (conocido como Roland el Rápido), un tren de vapor que recorre la costa hasta Putbus. Este “pueblo blanco”, antigua residencia del príncipe Wilhelm Malte I, está abierto al público y vale la pena visitarlo.

No puedes perderte el teatro que data de 1819, como tampoco puedes irte sin comerte un pedazo de pastel del Rosencafé.

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Pärnu, Estonia

Pärnu, un gran destino playero del mar Báltico

Bienvenido a la ciudad oficial del verano en Estonia: Pärnu. Durante el día, las familias disfrutan de la playa y el paseo de Pärnu. Mientras que por la noche, los antros que están en la playa se llenan de alemanes, suecos y finlandeses con ganas de pasar una buena noche. En este destino playero todo el mundo está contento. También hay gente que viene en busca de los balnearios para probar la turba estonia, un tratamiento basado en una mezcla de barro y agua mineral. Aunque Pärnu está muy animado en verano, en invierno también puedes disfrutar de sus encantos, como por ejemplo ir a patinar sobre hielo o a pescar en el río.

A pesar de que está a dos horas y media en autobús, no puedes irte sin visitar la isla vecina de Muhu, donde vas a sentirte en los tiempos de antaño de Estonia. No te pierdas las casitas típicas, ni la iglesia más antigua del país, la iglesia de Muhu. Otra cosa curiosa son los trajes típicos adornados con los característicos estampados de Muhu.

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Møn, Dinamarca

Descubre la iglesia Elmelunde Kirke de Møn, tan bonita por fuera como por dentro

Para unas vacaciones totalmente escandinavas visita la pequeña isla de Møn es una de las joyas del mar Báltico. Las olas que rompen en su costa han formado, con el paso de los años, los blancos acantilados de piedra caliza de Møns Klint, que se proyectan sobre el mar azul oscuro. Los meses más fríos son perfectos para aquellos que les gusta ver aves, admirar (sin tocar) la flora y fauna protegida de la isla y para disfrutar de las noches estrelladas, mientras que en verano lo mejor son sus playas de agua templada, que ronda los 22 grados.

La tranquilidad de Møn se ve y se nota en los pueblitos que tiene, que cuentan con apenas un par de calles. Te recomendamos Stege o Klintholm Havn, prácticamente desiertos en invierno. La iglesia más antigua de la isla Elmelunde Kirke también guarda uno de sus tesoros: el fresco de sus muros que data de finales del siglo XV.

Lo más recomendable es moverse en la bicicleta, pues el autobús no llega a todos los rincones, así que réntate una en Stege o Klintholm Havn, ¡pedalea y descubre un lugar totalmente fascinante!
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