Te vamos a contar un secreto de tres sílabas: Yucatán, que dicho varias veces suena como a percusión de tambores, a corazón palpitante y a la emoción de conocer Mérida por primera vez. ¡No te lo vas a querer perder por ningún motivo!
Destino elegante y sabroso
A sólo tres horas de Cancún, a través de una cálida carretera, la capital yucateca es mucho más que un mero destino turístico. Se trata de una ciudad elegante, históricamente preparada para recibir al viajero sofisticado, ávido de la jarana (baile típico yucateco), cochinita pibil y guayaberas. Existen varias opciones de hospedaje para todos los gustos pero nuestra recomendación para ti es el Hotel Dolores Alba por su céntrica ubicación y a solo unos metros de la Catedral.
Mérida: tragos, serenata y fragancias
Una vez instalado te aconsejamos lanzarte directamente a La Negrita, cantina de 1917 recientemente remodelada. A veces toca un conjunto cubano, siempre hay cerveza artesanal yucateca y la comida es sencillamente exquisita (principalmente antojitos: papadzules, salbutes y panuchos). No es un lugar costoso, y de un tiempo para acá se ha puesto de moda, por lo que te recomendamos llegar temprano. Después puedes caminar hasta el cercano Parque de Santa Lucía, famoso por sus serenatas yucatecas de los jueves al ponerse el sol; no hay ocasión más romántica que esta. Ahí está el Apoala, muy buena opción para cenar rico, y a la vuelta el Coqui Coqui, perfumería que utiliza ingredientes de la península para elaborar sus fragancias.
Una visita a San Ildefonso, la catedral más antigua de México, y un paseo por el refinado Paseo de Montejo, testigo del esplendor henequenero, completarán una experiencia inolvidable en “la ciudad blanca”. ¡Máare!, y que no se te pase comer en el puerto de Progreso, a 45 minutos hacia el norte. De camino puedes echarle un ojo al Gran Museo del Mundo Maya; vale la pena.
Celestún e Izamal: Verdor y romance
Los viajes a Yucatán suelen tomar en cuenta una escapada a Celestún, Reserva de la Biósfera a 95 kilómetros de Mérida. Hay que levantarse bien temprano para alcanzar a ver a los flamencos rosados, espectáculo asombroso que hace que valga la pena la desmañanada. En Celestún se encuentra el hotel ecológico Xixim, ideal para unos días de paz o romance, o preferentemente ambos, a la orilla del mar. Otra posibilidad es dirigirse hacia el este, también a pocos minutos de la capital, y visitar Izamal, pueblo de muros amarillos, precioso convento franciscano y variadas opciones gastronómicas: agua de chaya, sopa de lima, huevos motuleños, relleno negro, marquesitas…
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Contacto mágico con la naturaleza
Lugares turísticos de Yucatán hay muchos, y a todos se llega fácilmente, como hemos visto hasta ahora, donde podrás pasar unas vacaciones envidiables sin salir del país. Otras ideas para tu viaje yucateco son Río Lagartos y Chichén Itzá, el primero un pequeño pueblo de pescadores que ofrece la oportunidad de practicar la observación de aves y el segundo una importante zona arqueológica que ningún entusiasta del antiguo mundo maya debería perderse. De igual manera, es bastante recomendable que en los viajes a Yucatán se visiten los célebres cenotes (¡alrededor de 8 mil en toda la península!). Existen dos en Valladolid, ciudad reconocida por su pollo en escabeche y longaniza. Sin embargo, los más sobresalientes se ubican en Cuzamá, a menos de una hora desde Mérida. Bolonchoojol, Chelentún y Zací son algunos de sus nombres, nombres que se quedan en la memoria de quienes se sumergen en ellos. Fueron considerados sagrados por los mayas y hoy representan uno de los principales motivos por los que existen tantos vuelos a Mérida, ciudad desde la cual es posible recorrer haciendas y conventos, historias y emociones, aguas cristalinas y aromáticas comidas. Siempre con el corazón palpitante.
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Artículo escrito por Jorge Pedro Uribe Llamas.
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