Ya los primeros visitantes extranjeros que hubo en la ciudad quedaron maravillados con su comida: Hernán Cortés no escatimó a la hora de describir las delicias que se encontró en el tianguis de Tlatelolco, y muchos cronistas le han dedicado páginas enteras a los hábitos gastronómicos de Moctezuma. Casi cinco siglos después, las opciones culinarias de la capital mexicana siguen sorprendiendo a todo el mundo, visitantes o no, ya sea a través de sus locales callejeros, los infinitos mercados, las cantinas y las taquerías, pero también, por supuesto, mediante sus exquisitos restaurantes.

Aquí te presentamos restaurantes que no fallan en la capital del águila y la serpiente. Clásicos, de reciente apertura, famosos o poco conocidos… Todos imperdibles. Pero eso sí: todos buenísimos, y distintos entre sí. De todo y para todos. Reserva hoy mismo tu vuelo a la Ciudad de México y encuentra el hotel de tu preferencia. Es el momento de conocer a fondo el destino gastronómico más completo del país… Puedes confiar en nosotros.

Amaya. General Prim 95, Juárez

Perfecto para cenar como Dios manda, y en la colonia de moda. Siempre y cuando reserves con antelación. Te reciben como si fueras la persona más importante del mundo, y para ellos lo eres: parecen tener clara su vocación de servicio, y esa es la primera sorpresa. La segunda: el menú imaginativo, que funciona muy bien para compartir entre varios. Buenos vinos y cócteles interesantes (sin pasarse de la raya). Ambiente ni demasiado íntimo ni muy festivo. Como para ir con los amigos, o en pareja, a celebrar sin tantas pretensiones, repartiéndose entre todos el cordero, la tártara, el mero… Puros ingredientes frescos y cuidadosamente escogidos. Si quieres saber más del chef, su nombre es Jair Téllez y es también el responsable del Merotoro, donde sirven comida de Baja California.

Armando. Donceles 26, Centro

La primera tortería de la ciudad, fundada por Armando Martínez Centurión en 1892. Su nieta te cuenta la historia feliz de la vida, a la vez que te ofrece vino, consomé y ate con queso, así como deliciosas flautas. Hay tortas frías, y también calientes. Este local es el nuevo integrante de la familia, que ya tiene otros locales en la calle de Humboldt y la colonia Cuauhtémoc. Pero este, en Donceles, es el más bonito y justo el que atiende Mónica, la nieta de Armando. Los precios son realmente accesibles, y los ingredientes no conocen el refrigerador. Todo lo cocinan fresco: nada de latas ni comida congelada. Otra ventaja de esta tortería-restaurante es que queda a pocos pasos del glorioso Museo Nacional de Arte.

Bellinghausen. Londres 95, Juárez

Todavía es posible comer bien en la Zona Rosa, aunque cueste creerlo. En Reforma está La Lanterna, por ejemplo, de fina comida italiana, y en la calle de Londres el Bellinghausen, fundado en 1915 y desde entonces frecuentado por la clase política de la ciudad. Aquí se viene a comer bien, y esto incluye un tequilita para abrir boca. Manteles blancos, pájaros en el jardín y alguna que otra celebridad de vez en cuando. Y el Filete Chemita, claro que sí, según su receta original, así como otros platillos provenientes del famoso y extinto Prendes. Tampoco hay que perder de vista la sopa de cebolla y el chamorro, ¡ni los precios!, que no son propiamente baratos (se entiende por qué). Lindo restaurante, como para ir con los abuelos. Tiene sucursales, pero el de la Zona Rosa es el mero bueno.

El Cardenal. Marconi esq. Tacuba, Centro

La mayoría de los turistas terminan visitándolo, y no por ello vamos a dejar de recomendarlo, ¡todo lo contrario!, ni que fuéramos tan esnobs. Lo visitan porque es un restaurante excelente, que siempre está lleno, sobre todo durante el desayuno. Será por el pan dulce calientito (hay que pedirlo con nata), hecho en casa, o el chocolate que te ofrecen desde que te asignan mesa. Otros prefieren un café o jugo, y los más sabios piden las tres cosas. Para empezar. Ya luego llegan los huevos rancheros a caballo o las gorditas hidalguenses. ¡Tantas opciones! Todos parecen satisfechos. El Cardenal es una parada imperdible cuando se visita el Centro Histórico (hay otras sucursales, pero a nosotros nos gusta este de la Plaza Tolsá, por la vista).

El Parnita. Yucatán 84, Roma

Un clásico que, sin embargo, tiene pocos años de existir. Pero da la impresión de que lleva toda la vida, a juzgar por el trato cálido que le ofrecen sus propietarios a los comensales, sean nuevos o de antaño. Eso sí: es importante reservar antes, o llegar temprano. Al Parnita se viene a comer delicioso y sin gastarse una fortuna. Tienen buenos mezcales y postres sabrosos. Pero su especialidad es la comida mexicana viajera, que te hace viajar por diferentes partes de la República: el sureste, la costa, el centro… Tacos, sobre todo hay que pedir los tacos, que frecuentemente van cambiando. ¡Y las sopas! ¿El mejor restaurante de la Roma? El más querido, eso sin duda. Por el ambiente amistoso, las aguas frescas, la sensación de estar comiendo en la casa de tus tíos…

Eno. Francisco Petrarca 258, Polanco

Los sándwiches de Enrique Olvera, chef consentido de la Ciudad de México y creador de Pujol, el restaurante mejor reseñado de este país, y sin embargo a nosotros nos gusta más Eno, porque podemos ir más veces (el otro es mucho más costoso). Esmerados sándwiches que en realidad son tortas, pero también tienen ensaladas (¡la de quintoniles!), desayunos y rico café, y resulta ideal para ir con niños. El de la calle Petrarca es un espacio agradable, más bien casual, en una zona bien linda de la ciudad que vale la pena explorar a pie. Así que no lo pienses más y busca tu hotel en la zona de Polanco, o donde a ti te guste más. ¡Sólo hay que llegar con hambre!

¡Muchísimas opciones!

No terminaríamos nunca de recomendar buenos restaurantes en la Ciudad de México. Por ahora bastan los mencionados arriba, y el Fonda Nomeolvides, con opciones veganas en la colonia Escandón, así como el merendero Las Lupitas (“la casa del mejor atole del universo”) en el precioso rumbo de Santa Catarina, Coyoacán, y el Nicos, en Clavería desde 1957 y con recetas originales y bien ejecutadas. Igualmente, en la colonia Guerrero está el pozole de Moctezuma 12, más o menos escondido, pero que los verdaderos conocedores ubican bien.

Y para terminar, el restaurante del chef Rómulo Mendoza en la Merced, en el Centro, en donde él mismo con su equipo preparan las recetas del barrio, mejorándolas y ofreciéndolas en un ambiente bonito y tranquilo, en el 37 de la calle de Roldán, y justo así se llama su restaurante: Roldán 37. Te va a encantar conocerlo, te lo aseguramos, sobre todo si ordenas uno de los chiles rellenos. ¡Toda una sorpresa!

Artículo escrito por Jorge Pedro Uribe Llamas

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